Grado 13: Alumnos mayores que regresan a clases abruman los colleges comunitarios y estatales de la Florida

Chad Carroll is an older student at Miami-Dade College. (Photo by Sagette Van Embden.)

Por Lynn Waddell y Mc Nelly Torres
Florida Center for Investigative Reporting

A Pepper Harth siempre le ha gustado la música. Después de la secundaria, estudió canto y actuación en Nueva York. Su vida dio varios giros. Se casó, tuvo tres hijos, se divorció y vendió bienes raíces en Nueva Jersey. Se mudó con sus hijos a Seminole, Florida, en el 2007. Pero no había tantas oportunidades de empleo como había esperado, así que se dedicó a cantar en clubes nocturnos y bodas.

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El año pasado, a los 49 años, Harth, que es madre soltera, decidió que quería hacer algo más con su talento musical y solicitó asistencia financiera federal y se matriculó en el programa de Música del St. Petersburg College en Seminole. Ahora, con 50 años, espera usar su título para ofrecer terapia musical en el sector de cuidados de la salud.

Sin embargo, los planes de Harth se vieron interrumpidos cuando tomó el examen de ingreso que todos los alumnos de la Florida deben tomar antes de entrar a un college comunitario. Desaprobó la parte de Matemática. Pero eso no la sorprendió: la Matemática nunca le resultó fácil en la secundaria, y eso fue hace más de 30 años.

Desaprobar la Matemática no significaba que no podía regresar a las aulas, pero sí que tenía que tomar dos cursos remediales para poder tomar clase de Algebra a nivel de college. En realidad fueron tres semestres de clases remediales, porque tuvo que repetir un curso.

Como los cursos remediales no cuentan para los créditos que debe tener para graduarse de Música, la carrera de Harth ha demorado más de lo que ella esperaba. Ha aumentado su deuda de préstamos de estudiante: los cursos de tres horas cuestan a los alumnos que viven en la Florida entre $300 y $350 en el St. Petersburg College. Y también les cuestan a los contribuyentes de la Florida que subsidian la educación superior, así como los contribuyentes federales que apoyan su Beca Pell.

En la Florida hay muchos estudiantes que pasan por lo mismo que Pepper Harth. Ha habido un aumento significativo de las clases remediales en Matemática, Lectura y Escritura en los 28 colleges comunitarios y estatales de la Florida, que reciben a los alumnos con sólo tener el diploma de secundaria o el G.E.D. Entre el 2004 y el 2011, el costo de la educación remedial en la Florida, tanto para alumnos como escuelas, se disparó de $118 millones a $168 millones.

La gran mayoría de los estudiantes que toman estos cursos están en alguna etapa del regreso a clases después de un receso en su educación. Un análisis del Florida Center for Investigative Reporting y StateImpact Florida concluyó que en el curso escolar 2010-11, 85 por ciento de los alumnos que tomaron clases remediales tenían 20 años o más.

Esta tendencia entre los alumnos mayores de 20 años ha ido aumentando desde hace algún tiempo, pero se aceleró por la Gran Recesión. Empleados despedidos y personas como Harth, que desean capacitarse para nuevas profesiones o mejorar sus hojas de vida, han abarrotado los recintos universitarios. Pero no es sólo la debilidad del mercado laboral lo que los ha alentado; el gobierno federal ofrece cifras récord de asistencia financiera.

Pero cuando llegan al college muchos se dan cuenta de sus conocimientos básicos de Matemática, Lectura y Escritura se han deteriorado al punto de que no pueden tomar clases a nivel de college. Eso es especialmente cierto con la Matemática. Cuatro de cada cinco estudiantes a tiempo completo de primer año de más de 20 años de edad tuvieron que tomar cursos remediales de Matemática, según el informe de Disposición Académica del Sistema de Colleges de la Florida, basado en información del curso escolar 2009-10. Para los de 35 años o mayores, el índice aumentó a 90 por ciento.

Hunter R. Boylan, director del Centro Nacional de Educación Remedial, dice que la necesidad de los alumnos de más edad de tomar clases remediales de Matemática es algo natural. “Uno lee todos los días, pero cuándo fue la última vez que usted dijo: ‘Perdón, ¿me puede ayudar a resolver una ecuación polinómica?’ ”, dijo Boylan. “Es un conocimiento que se atrofia rápidamente porque no se usa con regularidad, se pierde”.

De regreso a la escuela

Históricamente, la matrícula de estudiantes mayores en tiempo económicos difíciles se dispara. Y en esta recesión la situación no es diferente, excepto que al alza es mayor y hay más asistencia financiera federal a la mano.

La Ley de Recuperación y Reinversión del 2009 generó el mayor impulso a la asistencia financiera desde otra ley federal que otorgaba ayuda económica a los miembros de las fuerzas armadas. La financiación federal de becas y préstamos estudiantiles ha continuado durante el gobierno del presidente Barack Obama, quien ha promovido un mayor acceso a la educación para los menos privilegiados y las minorías. Los fondos disponibles para el Programa Federal de Becas Pell, la mayor forma de asistencia financiera a los estudiantes, que no tienen que pagar, aumentó en más de $15,000 millones.

En la Florida, los estudiantes aprovecharon de buena gana las ofertas más generosas de asistencia financiera. A medida que la matrícula en los colleges aumentó, igual sucedió con la cantidad de alumnos que necesitaban clases remediales. En el 2007, la cifra de alumnos que recibió asistencia financiera federal y necesitó clases remediales fue de unos 48,000. Para el 2011, esa cifra había aumentando en más del doble, a 97,000. De manera indirecta y sin proponérselo, la asistencia financiera federal generó una mayor demanda de clases remediales en los colleges comunitarios y estatales de la Florida.

Los alumnos mayores que tomaban clases remediales dijeron que la disponibilidad de asistencia financiera fue un factor determinante a la hora de decidir si regresaban a las aulas.

José Ramos es uno de ellos. Ramos es flebotomista, la persona que saca sangre a los pacientes para exámenes médicos. Una Beca Pell permitió a Ramos, de 46 años, matricularse para estudiar Enfermería en el St. Petersburg College. “Como soy el único que gana dinero en mi núcleo familiar, y gano poco, no se puede ir a la escuela y dejar de trabajar”, dijo Ramos, que tiene cuatro hijos. “Normalmente yo no estaría ahora en la escuela. Tendría dos empleos para mantener a mi familia y no podría ver crecer a mi hijo, como me sucedió con mi hija”.

Ramos dice que puede ganar más con un título de Enfermería y pasar más tiempo con su familia.

La asistencia financiera le permitió a Ramos reducir sus horas de trabajo y concentrarse en sus estudios. Pero la carrera se ha prolongado más de lo que pensó debido a la necesidad de tomar cursos remediales de Matemática. Ramos no tuvo buenas calificaciones en las pruebas de ingreso para tomar clases de Algebra a nivel de college. Al igual que Harth, tuvo que tomar cursos remediales de Matemática y repitió uno. Dedicó horas a estudiar en college para poder aprobar.

“Me sentía decepcionado y odiaba tener que repetir Matemática”, dijo Ramos al enterarse que tenía que tomar los cursos remediales. “Pero creo que es parte de cualquier trabajo, no importa a lo que uno se dedique, que uno necesita la Matemática. Aunque no creo que vaya a tener que usar X y Y a menos que uno se dedique a algo como la ingeniería”.

El desgaste

Patricia Smith, instructora de Lectura del St. Petersburg College, supervisa la sección del recinto en que Harth y Ramos han estudiado regularmente y recibido clases remediales. Smith los considera historias de éxito, porque perseveraron en las clases remediales y terminar sus estudios. Pero ese no es el caso de los estudiantes de más edad que tienen que tomar clases remediales.

No hay estadísticas del índice de abandono escolar de los estudiantes de más edad que necesitan clases remediales. En el 2007, La Oficina de Análisis de Políticas y Fiscalización de Gobierno de la Florida reportó que 48 por ciento de todos los estudiantes de cursos remediales no completaron sus cursos de preparación para el ingreso al college y no se graduaron. Los instructores afirman anecdóticamente que el índice es mayor entre los alumnos de más edad.

Los alumnos de más edad tienen muchas razones para dejar la escuela, algo que puede oscurecer el entendimiento de si todos los fondos públicos y el tiempo invertidos en las clases remediales valen la pena.

Algunos trabajadores despedidos encuentran nuevos empleos y ya no tienen el tiempo o la inclinación de seguir estudiando. Los alumnos de más edad por lo general tienen que hacer frente a otras responsabilidades, como trabajar y cuidar a sus hijos. En los años reciente de recesión y guerra, dijo Smith, ha dictado clases a desamparados, veteranos de guerra que sufren del desorden de estrés postraumático y padres solteros que tratan de no ser desahuciados.

Según Smith, aunque muchos estudiantes no completan los programas, lo que lo logran hacen que el gasto y tiempo adicionales valgan la pena. “Muchos de ellos diamantes en bruto que pueden llegar a lograr cosas importantes”, dijo. “Nosotros pudiéramos ser la última persona que alienta a nuestros alumnos para que no dejen los estudios. Tenemos una gran presión para graduar alumnos que aprendan más, no sólo que pasen de grado, sino que triunfen en la fuerza laboral, porque si no pueden leer debidamente, ¿cómo van a poder triunfar como enfermeros?”

Aunque los alumnos de más edad con frecuencia tienen una mayor necesidad de clases remediales, Smith y otros instructores dijeron que por lo general se concentran mejor y tienen un mayor empeño en salir adelante que los estudiantes más jóvenes. “Ellos saben que es su última oportunidad”, dijo Smith. ‘Se concentran más y ayudan a los alumnos más jóvenes en las clases, son un gran ejemplo para los más jóvenes”.

Nunca es demasiado tarde

Harth dijo que ahora le pone más interés a las clases que cuando era más joven. El regreso a las aulas después de tantos años ha sido duro. “Le digo a todos que estudien mientras son jóvenes, porque después es muy difícil cuando una es madre soltera y ha pasado muchos años fuera de la escuela”.

Harth aprovechó todos los recursos del St. Petersburg College —los instructores, asesores, el laboratorio de aprendizaje, los tutores y los grupos de estudio— para poder aprobar los cursos, especialmente los de Matemática. “El apoyo aquí es increíble. Pero hay que estudiar duro, hay que tener mucha disciplina”.

Aunque no es una exigencia, Harth dice que consulta con un asesor académico todos los semestres para asegurarse que está tomando los cursos apropiados.

Ahora que ha completado sus cursos remediales en Matemática, ayuda a otros alumnos en otras materias y espera graduarse en el 2013. “Yo pensaba antes que era demasiado vieja para regresar a las clases, pero ahora digo que no se puede dar por vencido. Nunca es demasiado tarde”.