Por Ralph De La Cruz
Florida Center for Investigative Reporting

No hay duda sobre lo que las ejecuciones hipotecarias han llegado a significar en la Florida en los últimos tres años.
Ejecuciones.

En este momento hay casi 40,000 propiedades en ejecución hipotecaria en el Estado del Sol. Casi 30,000 más están en proceso de venta a corto, lo que significa que los dueños deben más de lo que vale la propiedad y tratan de venderla por menos de lo que deben al banco. Otras 56,000 están a punto de caer en ejecución porque los dueños no están al día en los pagos. Estas son las ventas a corto y las ejecuciones de mañana.

Los datos por estado

Los datos por condado

Y la situación es la mejor de los últimos cuatro años

Hace solo dos años, en el 2009, el estado tuvo 516,711 propiedades a la venta por ejecución. Eso fue casi 6 por ciento de todas las propiedades de la Florida.

La situación se agravó tanto –solo en el Condado Lee había un atraso de 25,000 casos– que las autoridades estatales contrataron a antiguos jueces para escuchar los casos. Estos tribunales fueron financiados con fondos federales de estímulo y funcionaban a toda velocidad.

Mediante procedimientos expeditos, los jueces fallaban en un gran número de casos diarios, a veces a un ritmo de mil diarios. La única pregunta pertinente era: ¿Está usted atrasado en los pagos? Algunos casos se cerraban en segundos, tan rápido que los abogados de los propietarios se quejaron de que los jueces no estaban realmente escuchando los casos de sus clientes.

La Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU) presentó una petición pidiendo a los tribunales que abandonaran las medidas expeditas. La ACLU también alegó que los tribunales estaban restringiendo el acceso a los procedimientos en los tribunales, particularmente a la prensa. La petición de la ACLU fue rechazada, pero cuando los fondos federales para los procedimientos expeditos se acabaron en junio, el estado, escaso de fondos, no financió los procedimientos.

Pero el número abrumador de casos también creó oportunidades. El hombre que defendió a Bank of New York Mellon en el caso de la ACLU fue David J. Stern, abogado de Fort Lauderdale. La oficina de Stern manejó decenas de miles de casos de ejecución hipotecaria. Una vez más, la prioridad era la velocidad y la eficiencia, a expensas de la exactitud y la verdad, concluyeron los investigadores.

Investigadores de la Procuraduría General de la Florida encontraron que la oficina de Stern falsificó, inventó o no presentó documentos. Perdió clientes importantes. Las entidades hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac dejaron de trabajar con él. Y a finales de marzo Stern abandonó el sector de las ejecuciones hipotecarias. La consecuencia fue que 100,000 casos adicionales cayeron sobre un sistema ya abrumado, lo que afectó a propietarios, compradores en potencia, vecindarios, autoridades normativas, tribunales y bancos.

Para ayudar a comprender lo que está sucediendo en el Estado del Sol, el Florida Center for Investigative Reporting ha estudiado de cerca tres comunidades seriamente afectadas por la volatilidad: tres códigos postales con la mayor densidad de ejecuciones hipotecarias del estado.

Usando cifras del 2010 del sistema de información de bienes raíces RealtyTrac, el FCIR identificó los siguientes tres códigos postales con la mayor cantidad de ejecuciones hipotecarias por milla cuadrada.

  • La zona de Lehigh Acres, cerca de Fort Myers, quedó en el tercer lugar en densidad de ejecuciones;
  • Davenport, al oeste de Kissimmee, fue la segunda;
  • Y Brickell Key, una zona de torres de apartamentos caros en el centro de Miami, quedó en primer lugar.

En varias entrevistas, el FCIR encontró a estas comunidades devastadas, en busca de nuevas identidades e incluso en el camino de la recuperación.

Lehigh Acres (código postal 33972)

Lehigh Acres fue donde nació la especulación en bienes raíces en la Florida.

En los años 50, Lee Ratner, millonario de Chicago, compró miles de acres en la zona. Con la ayuda de experto en mercadotecnia Gerald Gould, de Miami, los dividió en lotes de medio acre y se los ofreció a personas del norte que huían del frío. El primer año vendió más de 12,000 lotes, algunos por tan poco como $500.

Llevaban a los compradores en potencia en autobús y a algunos incluso le pagaban el boleto en avión. Entonces el personal de ventas los presionaba a comprar en oficinas que tenían micrófonos ocultos: cuando el vendedor salía, podían escuchar lo que los recién casados o retirados hablaban.

Para los años 70, Lehigh Acres se había subdividido en 150,000 lotes. Pero los urbanizadores estaban tan concentrados en dividir y vender que no le prestaron atención a la planeación, cosas como escuelas, parques, hospitales y tiendas.

“En los anales de la mercadotecnia de bienes raíces, Lehigh Acres es una leyenda”, escribió el periodista y autor Paul Reyes en un artículo para la revista Harper’s titulado Paradise Swamped (Paraíso empantanado), que posteriormente convirtió en un libro. “En la historia de la planeación urbana, fue algo apocalíptico”.

Para finales de los años 90, lotes que inicialmente se vendieron por menos de $1,000 se negociaban por $2,000. Entonces llegó el auge inmobiliario. Con crédito falso y tanta tierra disponible a 15 o 20 minutos en carro de las playas, Lehigh Acres fue el corazón de ese auge. No hizo falta ninguna trampa ni traer a nadie del norte.

Jesús Gutiérrez vivió la montaña rusa inmobiliaria de Lehigh Acres. Gutiérrez, de 52 años, había sido corredor hipotecario en la zona y su esposa era agente inmobiliaria, cuando parecía que la demanda de propiedades no tenía fin.

Entre el 2004 y el 2006 la cantidad de viviendas en Lehigh Acres casi se duplicó.

Jesús Gutiérrez. (Foto de Ralph De La Cruz.)

Justo a tiempo para el estallido de la burbuja en el 2007.

“Las caras que usted ve ahora son nuevas”, dijo Gutiérrez mientras hablaba recientemente del mercado de viviendas. Hizo una pausa para inflar un globo en la pequeña oficina de su terreno de golfito, Fiesta Golf and Party, en Lehigh Acres. Los Gutiérrez compraron el negocio después que el mercado inmobiliario se derrumbó.

“Los bienes raíces eran la base de la economía aquí”, dijo Gutiérrez. “Todos ganaban dinero con los bienes raíces. Y entonces todo se derrumbó a finales del 2007 y principios del 2008”.

El precio medio de la vivienda en la zona de Fort Myers bajó de $322,000 en el 2005 a $215,000 en el 2007. Para el 2009, cuando Lehigh Acres fue objeto de un reportaje como la cara de las ejecuciones hipotecarias en la Florida, publicado por The New York Times bajo el titular In Florida, Despair and Foreclosures (Ejecuciones hipotecarias y pesadillas en la Florida) el precio medio había caído a unos $107,000. Dos terceras partes del valor de las propiedades se esfumaron en sólo cuatro años.

“Siempre parecía que iban a seguir construyendo aquí”, dijo Chris Van Note, quien vive en Lehigh Acres desde hace 27 años.

Pero la construcción se detuvo y los empleos desaparecieron. Entre marzo del 2007 y noviembre del 2008 –20 meses– el índice de desempleo aumentó de 3.5 a 9.8 por ciento.

“Hace dos años fue su peor momento”, dijo Van Note, instalador de sistemas de regadío de jardines. Lehigh Acres está lleno de gente como Van Note, personas de los sectores de la construcción y los servicios. Pero falta de trabajo llegó a tal punto que Van Note tuvo que aceptar una reducción de sueldo de 20 por ciento.

“Ha habido una estampida”, dijo Gutiérrez. “Y todo se ha desplomado. Antes yo podía ganar $500 con una fiesta. Ahora son $100. Así que aquí estoy, inflando globos”.

“No hay empleos”, afirmó Jamie Hargett. “Incluso llené una solicitud para limpiar perreras. Pero no me llamaron”.

Jamie y su esposo, Jeremy, que es carpintero, llegaron recientemente de Indiana.

“Aquí es peor que en Indiana”, dijo Jeremy. “Mucho peor. Me ofrecieron $100 por una semana de trabajo. ¿Están bromeando?”

Los Hargett esperan comprar una casa en ejecución hipotecaria, pero no han podido.

“Jeremy ha llamado a tres agentes y ninguno le ha respondido”, dijo Jamie.

Sin trabajo fijo, no han podido conseguir el financiamiento para una casa de 3,800 pies cuadrados que esperaban comprar en $80,000.

Así que el matrimonio y sus cinco hijos siguen alquilando una casa de tres habitaciones a pesar de que todo el vecindario está lleno de casas vacías y clausuradas.

“Algunas de estas zonas parecen sets de película”, comentó Jeremy.

De hecho, en la zona noreste de Lehigh Acres hay casas nuevas clausuradas. Otras casi terminadas tienen las ventanas cubiertas de madera y los jardines están llenos de hierba mala. Las latas de cerveza y refrescos, descoloridas por el tiempo y el sol, son parte del panorama de las viviendas en ejecución hipotecaria.

Algunas casas tienen las ventanas rotas y hay montones de tejas de papel que nunca se instalaron, como si una catástrofe hubiera azotado la zona en medio de un día de trabajo y de repente hubieran desaparecido los trabajadores, los padres, hijos y los carros.

Es un panorama aterrador porque es muy fácil imaginar la otrora dinámica vida de casas nuevas en calles cuidadosamente planeadas.

Hoy todavía se puede encontrar uno que otro vecino entre las ruinas modernas de Lehigh Acres. Frente a una casa que comparte una calle de gravilla con otras siete –seis de ellas clausuradas– Karen jugaba con sus dos hijos en el jardín. Estaban levantando una tienda de campaña y comiendo galletitas, como si estuvieran de campismo.

Karen pidió que no se publicara su apellido porque teme que incluirla en una investigación de ejecuciones hipotecarias pudiera afectar su trabajo.

“Yo trabajo para una empresa local importante”, dijo. Y como su esposo lleva un año y medio sin empleo, no puede darse el lujo de perder el trabajo.

Ese sentido de vergüenza y preocupación sobre las ejecuciones hipotecarias parece permear Lehigh Acres, el resultado emocional del colapso.

“Es un poco intimidante”, dijo Karen, mirando hacia las casas clausuradas. “Con la excepción de esta casa (señaló hacia la suya), y la de al lado, todas las demás están clausuradas”.

Naturalmente, eso es también lo que hace posible financieramente que una familia en que solo una persona trabaje pueda mudarse a una casa nueva, aunque no sea en el centro de la comunidad.

“Estamos tan lejos que no han terminado las calles”, dijo.

Y sobre la llegada de nuevos vecinos que aprovechen buenas ofertas, no se muestra optimista. Particularmente con muchas viviendas vacías cerca del centro. Además, agregó: “Muchos tienen muy mala calificación de crédito, eso dificulta comprar”.

Esos factores que son tan evidentes en Lehigh Acres –poco crédito, que evita que la gente compre casas nuevas, el inicio de ejecuciones que mantiene las viviendas en el aire, y los bancos poco dispuestos a aceptar menos de lo que vale la propiedad, también se hacen sentir más allá del código postal 33972.

Davenport (código postal 33897)

Debido a su proximidad a Kissimmee, Davenport siempre ha tratado de sacar provecho a la industria de los parques temáticos del centro de la Florida.

En la esquina de la I-4 y la U.S .27, Davenport fue la sede del parquet Circus World desde 1974. Después que Circus World cerró por falta de clientes, el lugar se convirtió en sede del parque temático de béisbol Boardwalk and Baseball en 1987.

Tres años después Boardwalk and Baseball fue vendido a Busch Entertainment, que ya era dueña de Busch Gardens, a una hora de camino en carro. Alegando que Boardwalk and Baseball nunca ganó dinero, Busch lo cerró. Ahí se acabaron los sueños de parques de diversiones de Davenport. En sus terrenos se levantaron tiendas y otras edificaciones. Pero ese fue el comienzo de un enorme auge que duró 16 años y que transformó la U.S. 27 a ambos lados de la I-4 en una mezcla de comunidades planeadas. Davenport es la burbuja inmobiliaria en forma de ladrillo y cemento.

“Todo era un sueño”, dijo Antonio Vega-Pacheco, agente de bienes raíces que trabaja en la zona de Davenport para la firma Charles Rutenberg Realty.

“El mercado estaba por las nubes”, dijo el antiguo asesor de salud mental. “Pero ese fue mi primer año en el giro. Septiembre del 2006, ahí fue cuando todo comenzó a cambiar”.

Quizás porque Vega-Pacheco se hizo en este mercado no se queja de la pesadilla de las ejecuciones hipotecarias.

“Tenemos 295 propiedades activas en la lista”, dijo. “Y sólo 14 son ejecuciones. Se venden como pan caliente. En cinco años sólo he tenido una venta de ejecución hipotecaria que no se haya cerrado. Eso es lo que más vendo. El 80 por ciento de mis ventas han sido ejecuciones. Tengo miedo de lo que suceda cuando paren las ejecuciones”.

Lo que Vega-Pacheco teme son las ventas a corto.

“Sólo una de cada cinco se concreta”, dijo. “Y eso es más que antes. La venta a corto promedio en este mercado se demora hasta 8 meses en cerrar”.

Desafortunadamente, solo 14 de las propiedades son ejecuciones, mientras que 71, casi una cuarta parte, son ventas a corto.

Una venta a corto es cuando un propietario encuentra un comprador, que le ofrece menos dinero de lo que le debe al banco. Para que una venta a corto se concrete, el banco tiene que aceptar la pérdida entre lo que le deben y lo que le ofrecen. Como este tipo de transacción incluye por lo menos a tres partes, las ventas a corto por lo general de demoran e incluyen transacciones complicadas. Si la venta a corto no se concreta, el banco termina ejecutando la propiedad del dueño en mora. Una vez que recupera la propiedad, el banco tiene mayor flexibilidad para vender la vivienda y quizás ganarle algún dinero. Así las cosas, las ejecuciones son por lo general mucho más simples y rápidas que las ventas a corto.

A Vega-Pacheco le ha ido bien en estas épocas difíciles porque comprende el proceso, las cifras y el Mercado.
“En este código postal la mitad de las viviendas se construyeron como casas de alquiler a corto plazo”, dijo Vega-Pacheco. Davenport está a 10 o 15 minutos en carro de Disney, SeaWorld y los parques temáticos de Universal.

Vega-Pacheco muestra una casa de seis habitaciones y tres baños con piscina cubierta en una comunidad privada. Parece una buena casa unifamiliar hasta que uno ve el letrero de “reglas de la piscina” junto a la alberca, algo que no se ve en las viviendas unifamiliares.

“La mayoría de los compradores, y los que alquilan, son europeos, británicos que buscan un lugar cuando vienen a los parques temáticos”, explicó Vega-Pacheco. “En una de estas casas puede quedarse toda una familia, incluso un par”.

Pero eso todavía deja la mitad de las casas que no se ofrecen en alquiler a corto plazo.

“Yo fue la segunda persona en comprar un terreno aquí”, dijo Stephen Maklingham, dueño de una vivienda en una subdivisión llamada Legacy Park, que está, al igual que resto del barrio, en la U.S. 27, que va desde el sur de la Florida hasta Tallahassee. “Cuando lo compré, era el único en el plano”.

Deyanira Sanchez y Stephen Maklingham. (Foto de Ralph De La Cruz.)

Mientras Maklingham regaba su jardín, su vecina Deyanira Sánchez se acercó. “En ese entonces”, dijo ella, “todo lo que construían aquí eran casas. No se permitían casas de alquiler a corto plazo”. En el 2005 sus viviendas estaban tasadas en $280,000.

“Todos pensábamos que pronto valdrían medio millón de dólares”, afirmó Maklingham. Dos años después, el valor había bajado a $130,000.

En diciembre, Maklingham la hizo tasar y el resultado fue $124,900.

En la misma calle hay una casa que pronto se subastará. En otros tiempos el tasador de propiedades del condado la valoró en casi $200,000. Ahora la tasación es de $90,000.

Y los cargos comunitarios no han bajado. Lo único que se ha reducido son las expectativas.

“Como hay tantas propiedades en ejecución hipotecaria, y no están pagando sus cargos comunitarios, no hay dinero para las mejoras, que están demoradas”, dijo Sánchez. La ampliación de una cancha de baloncesto y los planes de construir una piscina se han pospuesto.

‘Pero a diferencia de Lehigh Acres, en Davenport existe la opinión de que la situación ya tocó fondo y están en camino a la recuperación. “El año pasado fue horrible”, dijo Maklingham. “Nos preguntábamos dónde estaba la gente. Ahora han comenzado a llegar”.

Si usted es Oscar Melara, la única opción que tiene es ser optimista.

Melara abrió una pequeña cafetería, llamada 3 Nenas, en un pequeño centro comercial medio vacío en abril del 2009, casi en el punto más bajo del mercado inmobiliario.

“Corrí cuando todos estaban gritando fuego”, dijo Melara, quien agregó que el año pasado fue duro pero ha visto una marcada mejoría este año.

“La mayoría de mis clientes viven alquilados y ese tipo de cliente ha comenzado a regresar”, dijo. “Yo me quedo sin importar lo que suceda”.

Brickell Key (código postal 33131)

Los intereses con dinero en Brickell Key seguramente no se irán a otra parte.

Hace tres años, el agente inmobiliario Ned Berndt estaba escribiendo en su blog Miami Condo Lifestyle sobre las oportunidades que existían en las 11 torres de apartamentos de Brickell Key.

“En Brickell Key hay 11 edificios y hay varios donde existen excelentes oportunidades para el inversionista serio”, escribió en septiembre del 2008. “Estos edificios tienen problemas y tienen muchos apartamentos en venta”.

Berndt agregó: “Si usted es inversionista con efectivo a la mano y tiene paciencia a largo plazo, ahora es el momento de comenzar a comprar. Los bancos están vendiendo [apartamentos] a precios bajos récord y cada vez tendrán más unidades que vender debido las ejecuciones”.

Estos días Berndt se muestra considerablemente optimista sobre Brickell Key. De hecho, cuestiona si el código postal tiene un índice de ejecuciones hipotecarias que merezca la pena mencionar. “Es nuestro mejor año”, dijo Berndt. “Los precios son los debidos y las divisas extranjeras están fuertes en comparación con el dólar de Estados Unidos”.

El último punto es importante porque los apartamentos de Brickell Key son un blanco preferido para compradores sudamericanos y europeos, así como empresas multinacionales.

“La mayoría de la gente piensa que los bienes raíces se mueven linealmente”, dijo Berndt. “Si el mercado está en alza, piensan que siempre seguirá al alza. Y si está a la baja, opinan que nunca se recuperará. No piensan en términos de ondas. Pero los inversionistas internacionales sí entienden eso”.

Así que la situación ha mejorado significativamente en Brickell Key. Pero sigue a la cabeza del índice de ejecuciones hipotecarias debido a su alto número de apartamentos en un área relativamente pequeña.

En el 2010 vivían allí 6,287 personas, y había 1,111 ejecuciones en la zona de media milla cuadrada.

Brickell Key. (Foto de Ralph De La Cruz.)

Si usted pasea por Brickell Key estos días, probablemente se encuentre con muchas personas como Ansgar Meier.

“Quizás yo no sea el mejor ejemplo para hablar”, dijo Meier mientras corría una mañana en Brickell Key. “Yo no soy de aquí. Soy de Alemania, y estoy alquilada”.

Pero en realidad es el ejemplo típico del vecino de Brickell Key: es extranjero y alquila. Y al igual que Davenport, esa base amplia de compradores e inquilinos de alquiler en potencia –particularmente de otros países– le ha dado a Brickell Key cierta flexibilidad en un mercado complicado. Brickell Key no solo tiene esos 11 edificios de apartamentos en la impecable isla en el centro de Miami, sino también un enorme hotel de cinco estrellas y dos edificios grandes de oficinas.

“Nuestro negocio no ha cambiado mucho en los últimos dos años”, dijo Edgar Rodríguez, gerente de una pequeña tienda de abastos en Brickell Key llamada Islands Marketplace. “La mayoría de nuestros clientes son de los edificios de oficinas”.

En buena medida, la recuperación de Brickell Key es un reflejo de la fortuna general de los bienes raíces en Miami-Dade.

Según registros del Secretario de Tribunales de Miami-Dade, en el 2005 hubo 7,800 ejecuciones hipotecarias. Para el 2008 la cifra se había disparado a 57,000 ese año.

En el 2009 hubo 64,000 ejecuciones hipotecarias, lo que significa un promedio de 6,000 mensuales en los primeros cuatro meses, incluidas 7,000 en marzo. El resto del año tuvo un promedio de entre 4,000 y 5,000 por mes.

Entonces la situación comenzó a estabilizarse.

A principios del año pasado, el promedio fue de 4,000 por mes. Pero en octubre la cifra se redujo a la mitad y entonces bajó a mil por mes para finales del año.

Y así se ha mantenido este año.

Naturalmente, esas cifras pueden dar una idea demasiado simple de la situación.

No toman en cuenta cuántas propiedades hay en pre ejecución hipotecaria, ni revelan el impacto de la suspensión de los juicios hipotecarios expeditos debido a la situación financiera del gobierno estatal. Y tampoco reflejan todavía el efecto David Stern.

“Todo se ha paralizado en la Florida debido al desastre de David Stern”, dijo Steve Dibert. Uno más en el sector del cada vez mayor sector de las ejecuciones hipotecarias, Dibert es auditor forense: investiga y revisa todos los documentos vinculados con los préstamos para confirmar que están correctos. Sus clientes son propietarios a quienes los bancos les tratan de ejecutar la hipoteca.

“[Stern] inundó el sistema con 100,000 casos y básicamente dejó de funcionar”, agregó Dibert.

Dibert ha estado muy ocupado últimamente con lo que los atajos financieros de Stern, la firma casi automática de documentos por parte de los bancos y un programa informático del sector financiero llamado MERS. MERS es la siga de Mortgage Electronic Registration System [Sistema Electrónico de Asentamiento de Hipotecas]. En su página de internet, MERS Inc. explica: “MERS es un proceso innovador que simplifica la forma en que las hipotecas y su servicio se originan, venden y verifican. Creado para el sector financiero inmobiliario, MERS elimina la necesidad de preparar y asentar asignaciones en la negociación de préstamos hipotecarios para viviendas y negocios”.

El único problema es que los expertos como Dibert han identificado es que en ocasiones MERS se equivoca. Algunos préstamos se enviaron o asignaron erróneamente o la información se asentó de manera irregular.

En otras palabras, MERS es algo que debía simplificar y acelerar las ejecuciones hipotecarias –como los juicios hipotecarios expeditos, la firma casi automática de documentos y David Stern– pero al final causó más confusión y demoras.

Esos problemas han abrumado los tribunales, congelado propiedades y afectado los préstamos.

John Hughes es uno de los clientes de Dibert. Con 22 años viviendo en Destin, Hughes se hizo corredor inmobiliario hace 8 años. Compró una casa en $140,000, le sacó una segunda hipoteca para comprar otras propiedades, arreglarlas y revenderlas con ganancias. Durante los días de auge de la burbuja inmobiliaria a principio de la década del 2000, ese tipo de operaciones se hizo tan popular que Hollywood produjo un programa de reality para la televisión llamado Flip This House.

Pero entonces la burbuja explotó y la reventa de propiedades se convirtió en un dolor de cabeza. Y Hughes se quedó flotando en el vacío.

Hace dos años, Bank of America ejecutó la hipoteca de Hughes. Pero en vez de sencillamente darse por vencido, decidió representarse a sí mismo en los tribunales y contrató a Dibert como auditor para verificar que el banco había ejecutado el préstamo debidamente.

“Mucha gente ni siquiera asiste a la audiencia en el tribunal”, dijo Hughes. “Eso es un error”.

Lo que Hughes y Dibert encontraron fue asombroso. Resultó que Countrywide Mortgage, emisor del primer préstamo, no tenía la emisión original.

“La asignación de la hipoteca no se hizo debidamente”, dijo Hughes. “Había varias partes que alegaban la propiedad [del préstamo]”.

Bank of America, que compró a Countrywide en el 2008, reclamaba la propiedad del préstamo, al igual que Fannie Mae.

Y, dijo Hughes, “encontré que David Stern había participado en el caso”.

Las variaciones del caso de Hughes, y su estrategia, se están convirtiendo en algo común a medida que los abrumados propietarios presionan a los bancos para que demuestren que todos los documentos están correctos.

Y en caso de Hughes funcionó.

El mes pasado un juez desestimó el caso de ejecución en su contra. Eso no significa que sus problemas terminaron, pero los bancos tendrán que volver a presentar el caso desde el principio.

“Me reuní con un abogado y me dijo que lo mejor que puedo esperar es que se demore”, dijo Hughes. “No quiero un fallo. Pero tampoco quiero quedarme tranquilo. No voy a aceptar: ‘Muy bien, Sr. Hughes, entréguenos la propiedad y se puede marchar’ ”.

Si hiciera eso perdería la propiedad y todavía tendría responsabilidad. Lo que espera es aguantar hasta que el mercado mejora y por lo menos pueda vender la propiedad por lo que debe.

“No quiero ser pesimista”, dijo, “pero no veo que la situación vaya a mejorar”.

En el primer trimestre de este año, una de cada 152 viviendas en la Florida estaba en ejecución hipotecaria.

Y cuando el programa federal Making Home Affordable celebró una actividad de modificación de préstamos en Hollywood recientemente, 612 personas se presentaron en las primeras dos horas.

La situación sigue difícil.

Y los economistas y especialistas en ejecuciones hipotecarias nos dicen que nos preparemos para la próxima ola de ejecuciones.