Planta de procesamiento de Tropicana en Bradenton. (Photo: Flickr.)

Por David Gulliver
Florida Center for Investigative Reporting

En la planta de Tropicana en Bradenton, un letrero en una verja cerca de la tienda recuerda a los trabajadores que se preocupen por la seguridad laboral.

Y la mayoría de los días eso es cierto, porque durante 16 años la procesadora de jugo de naranja ha estado en la lista federal de los centros de trabajo más seguros del país.

Para ser incluido en el Programa Voluntario de Protección (VPP, por su sigla en inglés), los centros de trabajo deben demostrar que tienen menos accidentes y días de trabajo perdidos que el promedio del sector. A cambio, las empresas quedan exentas de una potencial inspección de la Dirección de Seguridad y Salud Laboral (OSHA, por su sigla en inglés). En su lugar, las autoridades federales hacen la visita una vez cada tres años.

Pero según un análisis de información de iWatch News, del Centro para la Integridad Pública, con sede en Washington DC, los centros de trabajo VPP a nivel nacional han tenido por lo menos 80 accidentes fatales y cientos de lesiones desde el 2000.

Texas lideró el país con 20 fallecidos y unos $44,000 en multas impuestas por la OSHA (que no incluye compensación a los familiares de las víctimas).

En alianza con iWatch News, el Florida Center for Investigative Reporting (FCIR) halló que la Florida tuvo cuatro fallecidos durante el mismo período, en el cuarto lugar por estados y sólo $5,250 en multas.

La cifra de fallecidos de la OSHA ofrece un vistazo incompleto de la situación. En dos casos citados —un homicidio y un accidente de tráfico— no tenían relación alguna con centros de trabajo.

En las otras muertes en la Florida, un empleado de Tropicana fue aplastado en un accidente en un punto de carga en el 2000. La OSHA no multó a la compañía por ese incidente. En el 2001, un empleado de la planta Cross City, de Georgia-Pacific, murió asfixiado en una banda automática de transporte.

Sin embargo, una revisión de FCIR/iWatch encontró infracciones serias en nueve centros de trabajo comunes y corrientes y otros clasificados VPP. (La OSHA declinó confirmar o negar que los centros de trabajo en cuestión formaban parte del programa VPP cuando ocurrieron los problemas).

De hecho, las inspecciones de accidentes de la OSHA en todo el país han encontrado infracciones serias de las leyes de seguridad laboral e incluso de las propias normas y prácticas de las empresas. Pero los centros de trabajo en cuestión casi nunca son sacados del programa VPP, aunque haya sucedido alto terrible, como ha ocurrido dos veces en Tropicana desde el 2000.

En la Florida hay 81 centros de trabajo certificados por el programa VPP. Bradenton, una ciudad de sólo 54,000 habitantes al sur de la Bahía de Tampa, hay dos casos que ilustran cómo el programa protege a los empleados y cómo les puede fallar.

En medio de vecindarios de clase media, el Blake Medical Center es parte del programa VPP desde el 2000 y en el 2002 recibió el estatus de “Estrella”, un reconocimiento de que cumple todos los requisitos. Los inspectores de la OSHA volvieron a certificar la instalación en el 2002 y el 2005 con pocas recomendaciones. En el 2008 la colocaron en estatus condicional y un año después le renovaron el estatus de Estrella.

A unas 5 millas de distancia está la enorme planta de 280 acres de Tropicana, que atraviesan líneas de ferrocarril. La planta fue incluida inicialmente en el programa VPP en 1995. PepsiCo compró Tropicana en el 1998, que recibió el estatus de Estrella en febrero del 2000. Nueve meses más tarde, un empleado fue aplastado por un camión contra un punto de embarque y falleció en el lugar. Una inspección de la OSHA indicó que la compañía no tenía responsabilidad y no la multó.

Pero cinco años después, después de un terrible accidente, la OSHA identificó infracciones serias. En octubre del 2005, dos empleados usaban un solvente altamente inflamable para limpiar una unidad de refrigeración, siguiendo las instrucciones de un supervisor. Una chispa provocada por una herramienta desastó una explosión; un empleado sufrió quemaduras en dos terceras partes del cuerpo y otro también sufrió quemaduras mientras trataba de salvar a su amigo. Los dos sobrevivieron.

La inspección de la OSHA identificó 8 infracciones serias y dos infracciones “con conocimiento de causa, lo que significa que, a juicio de la OSHA, la empresa conocía el peligro de la situación pero no le prestó atención. Tropicana pagó $164,250 en multas pero no fue expulsada del programa de centros de trabajo modelo. (Ningún empleado falleció, de manera que la multa es separada del total de $5,250 impuestos en la Florida por accidentes fatales).

Por ley, la OSHA puede solicitar a las empresas que se retiren del programa, o colocarla en estatus de aprobación condicional. En este caso, colocó a Tropicana bajo estatus condicional y le devolvió la categoría de Estrella un año después. La Oficina de Fiscalización del Gobierno (GAO), una entidad federal supervisora, identificó que esa es la norma: sólo uno de cada 6 centros de trabajo en el programa VPP con accidentes fatales se retiraron del programa, y otro más de cada 6 recibió la aprobación de la OSHA.

Mientras tanto, aunque el índice de accidentes y enfermedades de Tropicana ha bajado de manera regular, sus reportes de accidentes, auditados por la OSHA, muestran que bajaron desde el 2003 hasta el 2008, antes de aumentar ligeramente en el 2009. (Los inspectores de la OSHA visitaron la planta a mediados de mayo para la inspección trianual, pero el informe no se ha dado a conocer todavía, y Tropicana declinó publicar las cifras).

El índice de accidentes en Blake bajó entre el 2007 y el 2010, según sus reportes a la OSHA. Y en general, los centros de trabajo afiliados al programa VPP han mantenido sus registros debidamente. Una encuesta independiente de Gallup a nivel nacional entre centros de trabajo acogidos al programa VPP concluyó que el índice de accidentes bajaba significativamente se preparaban para solicitar ingreso al programa y seguía bajando tras las certificación.

Mark Friend, profesor de la Embry-Riddle Aeronautical University y experto en seguridad que sirvió en el Equipo Especial sobre Seguridad Laboral de la Florida en el 2008, dijo que los accidentes graves pueden ocurrir incluso en empresas que hacen de la seguridad una prioridad.

“Incluso en las compañías que pertenecen al programa VPP a veces las cosas salen mal”, afirmó.

Al final, depende de las probabilidades: “Si usted compra suficientes boletos de la Lotería, más tarde o más temprano va a ganar. De la misma manera, si se expone lo suficiente a los riesgos, tarde o temprano le sucederá algo”.

Por otra parte, como dijo un inspector de la OSHA, un accidente fatal es “una falla enorme en un centro de trabajo acogido al programa VPP’’. David Martin, que se retiró de la OSHA anteriormente este año tras una larga carrera como inspector, subdirector y especialista en cumplimiento en Pennsylvania, declaró a iWatch News: “El objetivo del programa es evitar muertes y lesiones”.

Blake y Tropicana son muy diferentes, pero ambos tienen sistemas complejos en que cientos de empleados usan herramientas especializadas y manejan sustancias peligrosas en una amplia gama de tareas. Las instalaciones ilustran tanto las variaciones en cómo las autoridades normativas hacen cumplir las leyes de seguridad laboral, como la creciente cantidad de instalaciones que se incorporan al programa VPP, y la dificultad de mantener la seguridad en un ambiente de trabajo complejo.

La OSHA no puede estar en todas partes

El Programa de Protección Voluntaria surgió de un par de ideas, una ideológica y la otra práctica.
Se creó en 1982, en medio de espíritu del gobierno de Ronald Reagan de liberar a las empresas del control normativo. También reflejó el hecho de que la OSHA reconoció que no podía estar en todas partes: una de las estadísticas mencionadas por frecuencia por la central sindical AFL-CIO y el experto en seguridad Friend, señala que sobre la base de la cantidad de centros laborales e inspectores de la OSHA, la entidad demoraría 129 años en visitarlos a todos.

Sin embargo, el programa inicialmente creció con lentitud. En 1993 sólo cubrió 122 centros de trabajo. Para el 2003 ya eran 1,039. Pero entonces se disparó a 2,174 en el 2009.

Para cumplir los requisitos las empresas deben demostrar que su índice de accidentes está por debajo del promedio de su sector y que no están bajo ninguna medida de cumplimiento por infracciones de seguridad. Cumplir todas las exigencias, como documentos de ciertas normas de seguridad, le significa a la empresa recibir la designación de Estrella.

Pero la designación de Estrella no es exclusiva. Aproximadamente 95 por ciento de todos los centros de trabajo acogidos al programa VPP la tienen, entre ellos Tropicana y Blake.

Una tragedia accidenta y una infracción seria

Tropicana no fue siempre un modelo de seguridad. Según registros de la OSHA, la planta fue inspeccionada 30 veces antes de 1988 y se identificaron 250 infracciones. Entre 1988 y 1998, después que Seagram compró la planta y comenzó a prepararse para el VPP, las infracciones bajaron a 12 en 13 inspecciones.

En un mensaje electrónico de respuesta a preguntas de la FCIR, Tropicana indicó que ha invertido todos los años millones de dólares en capacitación de seguridad, desde orientación a nuevos empleados hasta cursos de actualización para todo el personal, y que en los últimos tres años ha realizado inversiones en seguridad en 20 componentes de su operación, como sistemas contra incendios, iluminación y ventilación.

Al certificar el estatus de VPP de Tropicana en 1995, la OSHA colocó la planta en el pequeño grupo de sólo 267 centros de trabajo modelo en todo el país. Hasta el mes pasado había 2,447 a nivel nacional, incluida las plantas de Tropicana en Bradenton y Fort Pierce.

Para el 2000, la planta de Bradenton ya tenía la designación de Estrella, pero sólo 9 meses después tuvo un accidente tráfico. Arvid Collier Sr., empleado con 19 años en la empresa, estaba verificando por qué un arrastre estaba separado 2 pies de la bodega de carga y se colocó detrás del camión.

Casi en el mismo momento, otro empleado regresó al camión y le dio marcha atrás, aplastando a Collier, de 61 años, contra un muro.

Los inspectores de la OSHA lo consideraron un accidente imprevisible. “El accidente no parece ser consecuencia de que la compañía no haya establecido o hecho cumplir sus propias normas de seguridad laboral o cualquier otra norma”, escribió el inspector.

La OSHA no impuso multas pero hizo varias recomendaciones de seguridad, que Tropicana implementó, según el expediente del caso.

La empresa aprobó la inspección del 2003 y fue felicitada por sus extensos programas de seguridad laboral. Pero en el 2004 la compañía tuvo que crear una rutina de mantenimiento para manejar un problema.

Ese diciembre, el sistema de refrigeración se contaminó con salmuera, lo que provocó la formación de un líquido viscoso en varios lugares. En junio del 2005 los empleados comenzaron a usar grandes cantidades del limpiador de frenos ZEP, un solvente claramente marcado como inflamable, para limpiar los compresores.

Rob Hackley y Clifton Van Luven, mecánicos los dos, estaban limpiando una de las unidades el 10 de octubre del 2005. Alrededor de las 7:50 p.m. Hackley activó una herramienta eléctrica y una chispa incendió los vapores del solvente.

La explosión dejó a Hackley con quemaduras en el 64 por ciento del cuerpo. Los investigadores encontraron después restos de su camisa a unos 26 pies de donde estaba parado en el momento de la explosión. Van Luven, también lesionado en la explosión, usó las manos para apagar las llamas que quemaban a Hackley. Otro empleado que estaba cerca los roció a los dos con una manguera. Los rescatistas llegaron en 7 minutos y encontraron a Hackley con falta de aire. Llamaron a un helicóptero, que lo llevó a un centro de traumatología.

La OSHA visitó el lugar al día siguiente y en la investigación identificó una decena de infracciones, dos de ellas consideradas “con conocimiento de causa”, es decir “un desprecio intencional por las exigencias de la ley o sencillamente indiferencia por la salud y la salud del empleado”.

Esto se basó en que los supervisores conocían de los problemas desde hacía meses.

El primero fue a causa del fuego. Los inspectores determinaron que Tropicana no había capacitado debidamente a los empleados en el uso del solvente para labores de limpieza, ni prohibió el uso de fuentes de ignición como herramientas eléctricas, de esas áreas.

Para la investigación, la OSHA entrevistó a los empleados, cuyas declaraciones aparecen fuertemente censuradas en el reporte de más de 700 páginas obtenido por el FCIR.

“[El supervisor] declaró: ‘No tomamos en cuenta si el equipo se podía usar en una ambiente peligroso, como en el uso de material inflamable [el limpiador de frenos]’ ”.

Un empleado no identificado expresó que un supervisor “puede no entender los detalles de cómo se hace cierta labor”, pero “mientras terminen el trabajo sin salirse del presupuesto, está feliz”.

El inspector no identificado de la OSHA agregó: “El consenso general de la fuerza laboral era que: ‘Si no queremos hacer el trabajo, lo pueden tercerizar’ ”.

La OSHA indicó que la segunda infracción con conocimiento de causa fue que los empleados eran expuestos innecesariamente a caídas desde 21 y 25 pies de altura cuando trabajaban en el departamento de refrigeración. Según el informe, los supervisores de línea dijeron “sabían que era peligroso pero tenían que hacer lo que hiciera falta para terminar el trabajo porque no había otra forma de realizarlo”.

Los inspectores de la OSHA escribieron: “En general, la seguridad se puso a un lado cuando había problemas significativos de mantenimiento y se informó a los empleados que ‘dejaran a un lado la seguridad’ y ‘terminaran el trabajo’ ”.

La OSHA recomendó varias mejoras de seguridad e impuso una multa de $164,250. El administrador regional de la OSHA s reunió con ejecutivos de Tropicana y PepsiCo y les expresó “graves preocupaciones”, dijo Diana Petterson, portavoz de la OSHA.

Las compañías muchas veces apelan las decisiones y consiguen que les reduzcan las multas, pero en este caso no fue así.

Los inspectores regresaron en julio del 2006 y determinaron que Tropicana había implementado los cambios recomendados, así que la entidad le restituyó la calificación de Estrella en febrero del 2007.

“El problema era sólo en la unidad de refrigeración y el resto de la planta estaba en condiciones excelentes”, dijo Petterson.

Al preguntársele cómo surgieron y se mantuvieron las condiciones de inseguridad en una compañía con extensas prácticas de seguridad, Michael Torres, portavoz de Tropicana, ofreció una declaración de la empresa: “Aprovechamos las inspecciones como una oportunidad para mejorar un programa de seguridad que ya es fuerte Si hay algún problema, queremos enterarnos lo más pronto posible, para poder resolverlo rápida y efectivamente”.

Experto y jefe sindical citan peligros

Friend, el experto de Embry-Riddle, ha asesorado a muchas empresas en sus programas de seguridad. Un buen historial de seguridad puede llevar a un centro de trabajo a confiarse, dijo.

“Es algo que se observa a menudo”, dijo. “Cuando hay exceso de confianza puede ocurrir un accidente. Uno hace las cosas una y otra vez y no se da cuenta que es un peligro”.

Robert Tuttle, presidente del capítulo local del sindicato Teamsters que representa a los trabajadores de Tropicana, comenzó a trabajar en la planta en 1986. Dijo que los accidentes son más comunes cuando los empleados cambian sus responsabilidades habituales, lo que es más común debido a que la mala situación económica ha llevado a despidos.

“La gente tiene que hacer hoy numerosas labores que no hacían en el pasado”, dijo. Por ejemplo, un operador de una llenadora tendría que hacer labores de limpieza a sólo 50 pies de su lugar, pero es una tarea completamente diferente. Con pocos empleados, la gente trabaja más horas, y eso también lleva a accidentes.

“Ahí es donde comienza a importar el factor de la fatiga”, dijo. “Errar es de humanos”.

Pero afirma que el programa VPP ha cambiado la situación en la planta y ha reducido los accidentes, lesiones y días de trabajo perdidos. “He observado mejoras definidas a lo largo de los años”, dijo. “Desde el VPP, la seguridad es una alta prioridad”.

Las opiniones favorables del programa VPP es igual en el Blake Medical Center.

Alaban el VPP por seguridad en hospital

Maureen Bennett, técnica de terapia física, lleva 30 años trabajando en el hospital. Anteriormente en su carrera a veces era difícil solucionar preocupaciones de seguridad: los empleados de mantenimiento siempre estaban ocupados y a veces sencillamente no se sabía a quién pedir ayuda.

En enero los empleados estaban preocupados por una escalera fuera de la zona de pediatría y rehabilitación cardíaca. Para marzo ya habían reemplazado las escaleras con una rampa. La rápida respuesta, dijo, fue resultado del programa VPP. “Es una maravilla para nosotros”, dijo.

Todos los departamentos tienen un miembro en el comité VPP del hospital, así que los empleados pueden llevar las preocupaciones de sus colegas a la atención de la administración. El comité también realiza inspecciones trimestrales y crea un ambiente que hace que los empleados presten más atención a la seguridad, ya sea detectando fugas de agua de carritos de comida recién lavados hasta cómo levantar un paciente debidamente.

“Si uno le presta atención a la seguridad, se demora un poquito más en hacer las cosas como es debido”, dijo David Matthews, director de Operación y Seguridad.

Eso se demuestra claramente en un índice llamado DART, que mide los días de trabajo perdidos, los empleados que trabajan con deberes restringidos o que se transfieren a otras labores. El promedio de Blake en tres años fue una quinta parte de todos los hospitales.

“Hemos tenido menos lesiones, las lesiones son menos severas y la gente regresa más pronto al trabajo”, dijo Matthews. Eso significa por lo general menos costos por concepto de compensación por accidentes de trabajo, pero Blake no ofrece cifras.

Que la OSHA realice las inspecciones sólo cada tres años ahorra tiempo de personal, dijo Matthews. Pero el hospital también se somete a una inspección general cada tres años de la Comisión Conjunta, que acredita a las instalaciones médicas, y también aproximadamente todos los años por parte de las autoridades normativas de la Florida, así como inspecciones ocasionales de los bomberos y funcionarios de cumplimiento del código de edificios.

Todo eso en conjunto significa que Blake es objeto de más inspecciones que el centro de trabajo VPP normal, quizás lo mejor de los dos mundos, dijo Friend.

Los centros de trabajo no acogidos al programa VPP son elegibles para inspecciones anuales, pero en la práctica son menos frecuentes. Por su parte, los centros VPP deben contar con extensos programas de seguridad laboral y son inspeccionados cada tres años.

“Me parece que se escapan, en cierta medida, de ser inspeccionados, pero creo que al final es bueno para los empleados”, dijo Friend. “Creo que la clave es que las compañías operan con más seguridad bajo el programa VPP”.

Feds ve fallas en el programa VPP

Pero dos estudios de la GAO, en el 2004 y el 2009, identificaron varias fallas en el programa VPP. El más reciente encontró que los recursos de la OSHA estaban al máximo para cubrir la cifra creciente de centros de trabajo acogidos al programa VPP y que la mala documentación hacía que algunos centros de trabajo permanecieran en el programa indebidamente.

Inicialmente, la OSHA exigía a los solicitantes que tuvieran un índice de accidentes trianual por debajo de las normas del sector, pero en el 2008 hicieron esa exigencia menos estricta. En estos momentos, un centro de trabajo sólo tiene que mostrar que su índice actualizado es menor que el promedio del sector en cualquiera de los últimos tres años.

Además de reducir la exigencia, la OSHA también permitió que 12 por ciento de los 184 centros de trabajo inspeccionados permanecieran en el programa, aunque sus índices de accidentes eran mayores que el promedio. En aproximadamente una tercera parte de los casos, había diferencia entre los índices de accidentes presentados por los centros de trabajo y lo que los inspectores de la OSHA encontraron.

La entidad supervisora también analizó 30 centros de trabajo a nivel nacional que tuvieron accidentes fatales. Cinco se retiraron el programa y cinco fueron colocados en estatus condicional. Pero a 17 se les permitió permanecer en el programa VPP, algunos incluso con la designación de Estrella, hasta la próxima revisión. Un centro de trabajo, que la GAO no identificó, tuvo tres muertes en un período de 5 años.

“Los centros de trabajo que no cumplían la definición de la calificación Estrella del programa VPP ‘para proteger a los empleados de muerte, lesiones o enfermedades’ han permanecido en el programa”, expresó el informe.

Aunque la OSHA ha prometido públicamente implementar los cambios recomendados por la GAOI, y ha reconocido otros problemas, aproximadamente el 65 por ciento de los centros de trabajo con accidentes fatales siguen en el programa, concluyó el análisis de iWatch News. Y para algunos, cualquier mejora ofrecerá poca compensación.

Rob Hackley, el mecánico de Tropicana que resultó fuertemente quemado, todavía se está recuperando del accidente. Los implantes de piel le han reparado las lesiones, pero todavía sigue sometido a sicoterapia, le dijo su esposa, Kim, a Watch News.

Después de recibir una compensación de Tropicana, Rob regresó a trabajar, pero en otra empresa. Pero todavía siguen batallando con las consecuencias del fuego y no están contentos sobre cómo Tropicana salió de la investigación.

“Lo único que verdaderamente molesta a Rob es que pudieron mantener su condición de Estrella”, declaró Kim a iWatch News. “Si la seguridad hubiese sido una prioridad, [el accidente] no hubiese sucedido”.